sábado, 22 de noviembre de 2014

Épica (teoría)

Hola a tod@s:

Este artículo está tomado de la página www.culturaclasica.com. La consigna es leer este texto y enriquecerlo buscando el vocabulario desconocido en el diccionario, y aclarando las referencias históricas, geográficas, culturales y mitológicas mediante la investigación en enciclopedias.

Saludos cordiales,


Patricia Calvelo

1.1 Homero: aedo y poeta oral
Sin duda alguna hubo manifestaciones poéticas en Grecia antes de Homero. Los mismos poemas homéricos aluden a veces o suponen implícitamente la existencia de otros cantos. Hubo, pues, formas épicas y líricas de las que no tenemos testimonio directo, ya que durante siglos la transmisión fue de carácter oral.
La aparición y difusión de la escritura permitió la fijación escrita de las creaciones poéticas. Este hecho debió producirse entre los siglos IX-VIII a. C., al entrar los griegos en contacto con los fenicios, de quienes tomaron el alfabeto. Esta es también la fecha que generalmente se admite como muy probable para los poemas homéricos: la ILIADA y la ODISEA.
Los poemas homéricos han sido objeto de atentísimos estudios desde la Antigüedad hasta nuestros días; estos estudios han dado origen a técnicas de investigación literaria muy delicadas, que han tenido aplicación muy eficaz en otros géneros y en otras literaturas. Pero a pesar de tan arduos trabajos, siguen, sin embargo, en pie numerosos problemas en torno a los poemas homéricos en sus diversos aspectos. Enumeraremos a continuación los más significativos:
a) Personalidad de Homero.
Los debates sobre su existencia se han venido planteando desde la época alejandrina hasta nuestros días. Muchos críticos han llegado incluso a negar la existencia de Homero, afirmando que sólo es un "nombre". Sin embargo la presencia del poeta se deja sentir en el tratamiento de datos legendarios y en la creación y reinterpretación de tipos, así como en la organización de los poemas (especialmente la ILIADA) centrados en torno a un tema. En cuanto a su vida, se cree que probablemente habría sido un rapsoda, y como tal, habría conocido algo de mundo, vinculado a las cortes principescas de su tiempo. Sobre las siete ciudades que se disputan el honor de ser su cuna, Esmirna tiene mucho a su favor, y, en todo caso, puede designar el ámbito poético del Asia Menor reflejado en los poemas. Una estancia prolongada en Quíos, así como su muerte en la isla de Ios, pueden ser datos históricos. La noticia de su ceguera es un  rasgo típico de su leyenda (era conocido por el sobrenombre "el que no ve", traducción literal de la palabra Homero). Creemos que la época de su creación corresponde a la segunda mitad del siglo VIII a. C.
b) La cuestión homérica.
Todas las diferencias que en los poemas han planteado el problema histórico-literario conocido como la "cuestión homérica": ¿Son la ILIADA y la ODISEA obras de un mismo autor? Desde la época helenística hasta el siglo XIX, las distintas corrientes e interpretaciones resultaron positivas para el mayor conocimiento de los poemas. Pero es a partir del siglo XIX donde las teorías Analíticas, que niegan la unidad poética de la obra, encienden de nuevo el gran debate. Después de la Primera Guerra Mundial se comenzó a considerar la unidad de las epopeyas homéricas, con las llamadas teorías Unitarias. En resumen, Homero es una terminación y un comienzo, y más de una discrepancia de su obra se explica por esta razón. Las raíces de su creación se hunden profundamente en la antigua esfera de la canción heroica oral.
c) Transmisión de los poemas.
Hasta la época alejandrina, en que se acometieron estudios cuidadosos de los poemas y se fijó el texto de los mismos, la transmisión del legado homérico se realizó de una forma un tanto incierta. Primero por los rapsodos o recitadores, más tarde por los maestros de escuela como texto escolar básico, y sobre todo por las "ediciones especiales" de cada ciudad con destino a los concursos de recitadores en las fiestas locales que habían dado lugar a la proliferación de variantes e interpolaciones en los textos. La pregunta sigue viva: ¿Cuál fue el texto primero y original de los poemas?
d) La lengua homérica.
Es una lengua artificial, es decir, que no ha sido hablada en ningún momento por ningún grupo humano: es una lengua literaria, utilizada con fines estrictamente poéticos y que se quedó como vehículo de expresión propio de las formas épicas y que influyó poderosamente en la formación de las restantes lenguas literarias. Pero, ¿Cómo se originó? La respuesta queda abierta a la Crítica Literaria del pasado, presente y para el futuro.  
e) La métrica homérica.
La forma métrica de los poemas es el hexámetro dactílico, utilizado en series indefinidas de versos. La cuestión está en quién elaboró esta forma métrica. Constituye una creación sumamente tan delicada que no puede ser en manera alguna la invención de un solo poeta, por genial que éste fuera. Por otra parte, no se adapta fácilmente al ritmo natural de la lengua griega. Incluso se defiende la posibilidad de que ya fuera utilizado por los cantores aqueos en el II milenio a.C., pero en definitiva su origen y elaboración son todavía inciertos.
Estos son los problemas más considerados por la Crítica y de difícil solución, no sólo ahora, sino por siempre.
Haciendo un análisis de los poemas desde el punto de vista de la poesía oral, podemos percibir que no surgieron por sí solos, sino que suponen la cristalización de una larguísima tradición épica de carácter oral, que se inició probablemente a mediados del II milenio a. C. Aparte de suponer un largo proceso de creación poética, estas obras son también el punto de transición desde la antigua poesía de los aedos o cantores (épica cantada), a la de los rapsodos o recitadores (épica recitada).
En ambas epopeyas se habla de la gloria del héroe a través de la canción, pero ocurre de manera muy diversa. La ILIADA nos permite reconocer una etapa más temprana, en la que los héroes mismos cantaban. La ODISEA, en cambio, nos presenta a cantores profesionales, y, nos permite reconocer y conocer muchos aspectos acerca de la posición que ocupaba el cantor y la naturaleza de su exposición. Vemos al "aedo" vinculado a una corporación. Por lo general se trasladaría de una población a otra, como se nos presenta a Homero en relatos posteriores. Pero podía vincularse asimismo a la corte de un príncipe y adquirir allí un prestigio considerable.
La pregunta decisiva es si debemos imaginarnos al "aedo" y otros cantores similares cantando de acuerdo con un texto fijo, o bien improvisando. Sabemos que la ILIADA y la ODISEA, aún en la época en que el libro ya se había desarrollado plenamente, se conservaban vivas principalmente gracias a la exposición oral de los "rapsodos" en la fiesta de los dioses.
Estos rapsodos ya hace tiempo que no tañen la lira, sino que sostienen un bastón en la mano; no cantan, sino que recitan levantando la voz. Tienen una memoria extraordinaria y se hallan atados a un texto determinado, que en épocas antiguas imaginamos constituía el valioso patrimonio de algunas familias y gremios. Indudablemente, esta dependencia del texto no es absoluta.
Si volvemos a remontarnos a los "aedos" prehoméricos, advertimos sin más una diferencia: al recitador con el bastón se le enfrenta el cantor con su lira. Pero, ¿de dónde toma el "aedo" el contenido de su canto?
La base de estas investigaciones se vio notablemente ampliada por el libro de Maurice BowraHeroic Poetry (1952), que parte de un estudio de la poesía épica de todas partes del mundo como base de una investigación que se propone conocer los rasgos distintivos de la poesía épica oral. Una poesía de este tipo se encuentra en la mayoría de los pueblos de la tierra y en no pocos hasta el día de hoy. Siempre encontramos en el núcleo de tales canciones al "héroe" que se destaca frente a los demás por su valor y fuerza física. Sus acciones se hallan determinadas únicamente por el concepto, aún no problematizado, del honor.
Esta poesía tiene su origen y cultivo por lo general en una clase alta de caballeros, que pasan la vida dedicados a la lucha, la caza y los placeres de la mesa, entre los cuales se cuenta asimismo la canción del cantor. Lo que se canta en tales círculos se convierte más tarde en patrimonio de la comunidad.
En todos los casos, esta poesía heroica tiene la pretensión de narrar hechos verdaderos, y los fundamenta en la venerabilidad de la tradición o en la inspiración divina.
En cuanto la forma, domina la narración en verso, cuya unidad no está constituida por la estrofa, sino por el verso. Los discursos desempeñan un papel importante en el relato. Sin embargo, el rasgo principal lo constituye el papel dominante de elementos típicos. Entre éstos se cuenta el adjetivo tópico, la fórmula más extensa, que se repite una y otra vez, y las escenas características, tales como los preparativos, la partida, la boda y los funerales.
Se trata de un arte artesano, que el maestro transmite al discípulo o, como ocurre con frecuencia, el padre al hijo.
El cantor debe estar provisto de dos cosas: del conocimiento del tesoro de leyendas de su pueblo, y del aparato de fórmulas adecuado. Pero esto es todo; no cuenta con un texto prefijado y crea su canción de nuevo en cada actuación. Naturalmente, para ello se basa por lo general en lo que él y otros han cantado, pero nunca se halla atado a un texto que simplemente tendría que reproducir. Va variando constantemente su texto, y, por lo general, esto supone la ampliación de lo anteriormente cantado. En conclusión, lo que exponían los "cantores" no era una poesía prefijada de una vez para siempre, sino un relato oral que cada vez volvía a configurarse de nuevo y que, con el auxilio de numerosas fórmulas elaboraba los temas tomados de entre un conjunto de leyendas muy desarrollado, tomando la forma de una tradición artesana.
Esta poesía responde por completo a un carácter oral (los norteamericanos hablan de oral composition), y ello incluso en el caso de que se conociera la escritura en amplios círculos.

1.2 La Ilíada y la Odisea: temática. El héroe homérico
La Ilíada es un poema épico en torno a la legendaria guerra de Troya. Su fondo histórico es innegable hoy día, sobre todo tras el hallazgo del estrato denominado “TROYA VIIa” por el arqueólogo Schliemann, que se ha identificado con la Troya Homérica, y narra la conquista de esta ciudad por los griegos.
El tema inmediato de la obra es el enfrentamiento entre Agamenón y Aquiles -dos héroes griegos- y sus consecuencias, enmarcado dentro de otra acción más general como es la guerra de Troya. Ambas están admirablemente entretejidas y mezcladas con todo el aparato divino.
En el Canto I se presenta  la cólera de Aquiles motivada por la pérdida de la esclava Briseida, arrebatada por Agamenón, que le había correspondido en el reparto de un botín y la petición de ayuda a su madre Tetis, una semidiosa, quién logra de Zeus la promesa de vengar la afrenta que Agamenón ha infringido a su hijo, haciendo que los griegos sufran descalabros. Este plan de Zeus no se cumplirá hasta el Canto XI, mientras tanto tienen lugar diversas descripciones, revistas de tropas, proezas de caudillos griegos y troyanos, escenas en el palacio de Troya (por ejemplo la despedida de Héctor y Andrómaca del Canto VI) o en el campamento griego, disputas entre los dioses favoreciendo a unos u otros, etc.
La retirada de Aquiles de la guerra no supone inmediatamente una derrota de los griegos, sino que hasta el Canto VI son más bien los troyanos los que pasan apuros. Tras una serie de alternativas y viéndose la situación insostenible para los griegos, en el Canto XI deciden enviar una embajada a Aquiles para rogarle que vuelva al combate, prometiéndole a su esclava y otros regalos, pero éste se niega.
En los Cantos siguientes alternan las victorias griegas y troyanas de acuerdo con las ayudas de los diferentes dioses. Por fin ,en el Canto XVI, Aquiles permite a Patroclo, su amigo y compañero, que intervenga en la batalla, y logra alejar a los troyanos de las naves griegas ocasionando una gran matanza de enemigos, pero éste cae a manos de Héctor, hijo de Príamo (rey de Troya) y hermano de Paris, ayudado por Apolo. Cuando Aquiles se entera de la muerte de Patroclo, en el Canto  XVIII, desesperado decide volver al combate con afán de venganza, y así se llega al punto culminante de la acción, que es la muerte de Héctor, en el Canto XXII. En el Canto XXIII se narran los funerales de Patroclo y los juegos fúnebres celebrados en su honor. La obra termina en el Canto XXIV donde el rey Príamo se humilla ante Aquiles suplicándole que le devuelva el cadáver de su hijo Héctor. No obstante la guerra continua, pero los datos que nos han llegado de ella son fragmentarios.
En la Ilíada, la guerra de Troya , que transcurre en su noveno año, se nos presenta casi con la novedad del primer día: así la narración de los contingentes de ambos ejércitos, en el Canto II (Catálogo de las naves); o el duelo entre Paris, raptor de Helena, y Menelao, esposo enamorado de ella, en el Canto III; o bien las intervenciones de otros caudillos como Diomedes, Ayax, Ulises, Idomeneo, etc, cuyas apariciones constituyen auténticas “novelitas” o narraciones aparte.
En la narración abundan, además, pasajes descriptivos, por ejemplo de la “copa de Néstor” o del “escudo de Aquiles”, que hacen crecer el suspense, por un lado, e introducen cierto relax en el clima tenso de las luchas. No obstante el conjunto de la obra refleja cierta unidad, por ejemplo con la idea siempre presente de que Troya caerá y será arrasada, hecho que coincide con el desmoronamiento y muerte de Héctor.
El tema central de la Odisea es el accidentado regreso de Ulises de Troya, perseguido por Poseidón, su llegada a Ítaca y la venganza de los pretendientes ávidos de ocupar su puesto en el trono y en el corazón de su esposa. Es un tema típico de relatos populares en muchas literaturas, que en el caso de la Odisea parece que el personaje de Ulises, como protagonista de la leyenda del héroe que regresa, es muy antiguo, conocido sin duda antes de la guerra de Troya. Este tema se iría ampliando con material folklórico de distintas procedencias, así se han encontrado semejanzas con la epopeya babilónica, o con las leyendas hititas y egipcias. Esta historia del retorno y venganza de un héroe y sus aventuras fabulosas se integra dentro del ciclo troyano, haciendo que su protagonista, Ulises, fuese uno de los héroes aqueos que vuelven a su patria tras la toma de Troya.
La Odisea, bajo su forma actual, se compone de tres conjuntos épicos:
1) La Telemaquia (Cantos I-IV) especie de prólogo donde se narra la leyenda del regreso de los aqueos de la guerra de Troya, la tardanza de Ulises, la difícil situación creada en Ítaca, y los viajes de Telémaco en busca de noticias sobre su padre.
2) Los relatos en la corte de Alcínoo (Cantos V-XIII) adonde Ulises ha llegado en su largo peregrinar. Aquí relata Ulises todas las aventuras de su viaje desde la caída Troya, y tiene lugar la decisión de los dioses de acabar con las penalidades del héroe y dejarle arribar a su patria. En esta narración se encuentran los elementos más antiguos del folklore primitivo y está llena de evocaciones legendarias: los cíclopes, las sirenas, la bajada a los infiernos, las vacas del Sol devoradas por  los compañeros de Ulises, etc.
3) La matanza de los pretendientes (Cantos XIII- XXIV), antes de la cual se produce la vuelta de Ulises a Ítaca, el regreso de Telémaco, el progresivo reconocimiento del héroe por sus leales, actitud insolente de los pretendientes, hasta que se llega, en el Canto XXII, al punto culminante de la acción con la victoria de Ulises, como un mendigo, en la prueba del arco y la posterior matanza de los que asediaban a su esposa  y su patrimonio. En el Canto XXIII se produce el reconocimiento del héroe por su esposa, y en el XXIV se describe la llegada de los pretendientes al Hades, la visita de Ulises a su padre Laertes, y la pacificación de Ítaca cuando Ulises asume de nuevo el mando.
* * *
Hermann FRÄNKEL nos ha presentado al hombre homérico en su sencillez y unidad, y en la forma incondicional de abrirse al mundo. En la Ilíada los seres  humanos son más impenetrables y cerrados pero en la Odisea encontramos nuevos tonos de una mayor hondura psicológica, por ejemplo la delicadeza con la que es sugerida la naciente simpatía de Nausícaa por el forastero, el hecho de que Ulises ocupe el mismo asiento que un poco antes había ocupado el dios Hermes  en la caverna de la ninfa Calipso, o la tendencia a acentuar la ironía cuando, en el Canto XVII, el porquerizo conduce a su señor, con aspecto de un mísero mendigo, a la ciudad.
Un problema que se presenta es al preguntarnos por la conciencia individual y las posibilidades de decisión del héroe homérico. El lenguaje homérico no cuenta con ninguna expresión que equivalga plenamente a nuestra palabra “alma”. Lo que expresa con la palabra  yuch  es algo que aparece al morir el ser humano, cuando abandona al cuerpo para llevar una miserable existencia en el Hades, que mientras el ser humano vive es fuente de todos sus sentimientos y deseos, pero no se llega a saber nada sobre su naturaleza y dinamismo. Solo llegamos a captar aspectos parciales de ella, a los que se alude con términos como: qumoV: “emociones”, frhn  “diafragma” como asiento de la actividad racional, nouV; “pensamiento”, etc. Se ha señalado cierto paralelismo entre estas expresiones relativas a lo psíquico con la manera en que los personajes homéricos se refieren al cuerpo; así la palabra  swma  aparece en Homero aplicada al cadáver, con lo cual tenemos otra parcialidad del significado global de este término.
SNELL nos ha señalado esta manera de expresarse los personajes homéricos, pero no debemos sacar la conclusión de que en el mundo de Homero  no se hubiera visto en absoluto la totalidad de una persona; al contrario, los personajes de estos poemas poseen en alto grado la personalidad. El ser humano es sentido como una totalidad, que se halla incluida en cada una de sus partes por naturaleza, sin mediar ninguna reflexión.
A la cuestión de la conciencia personal se vincula otra que se plantea hasta qué punto estos hombres toman decisiones propias y son responsables de ellas. La intervención de los dioses se halla tan ligada a la acción humana, es tan frecuente, que se ha querido negar toda existencia de decisiones propias a los personajes homéricos. Para aclarar esto hay que señalar aquellos momentos en los que el héroe homérico toma decisiones por sí mismo, como en Odisea  6 - 145  cuando Ulises decide la manera de asegurarse la ayuda de Nausícaa. Pero ¿qué ocurre en los otros muchos casos en que un dios inspira, frena o alienta la acción del héroe? No se puede plantear así la cuestión, pues la voluntad humana y los planes divinos se encuentran completamente entrelazados, y esta conexión es tan íntima que toda separación basada en criterios lógicos destruiría la unidad que supone esta visión del mundo.
No obstante ambas esferas, la divina y la humana, pueden llegar a contraponerse, pero no es lícito aislar a  una de ellas, puesto que la vinculación entre ambas se hace de una manera irreflexiva.
También se puede ver una diferencia entre Ilíada y Odisea en este tema, pues en la segunda no solo el ser humano se ha vuelto más autónomo, sino también los dioses, y es el hombre mismo quien decide su proceder y es responsable de él.
Snell piensa que la poesía homérica refleja una concepción del poeta  de un individuo dotado de conceptos psicológicos elementales, los cuales serán compartidos por el público de Homero y, en general, por toda la sociedad homérica. Poco a poco, a través de la lírica, poeta, público y sociedad iría aumentando esos conceptos hasta alcanzar la plenitud de los atributos psicológicos. Por ejemplo en el vocabulario homérico faltarán términos para designar la introspección, es decir la interiorización de ciertas actuaciones que le afectan sin saber porqué: las pasiones o emociones que actúan sobre él no se comprende y el hombre homérico las atribuye a causas externas. El héroe homérico no se siente sujeto sino objeto de acciones que le afectan, y cree que una fuerza exterior opera sobre él.
Temática de la poesía homérica y la realidad histórica
La poesía homérica ha sido compuesta en el s. VIII a. C. y tanto por su contenido como por su temática no pretende ser una poesía contemporánea y sí una poesía histórica. Hay un contraste entre el mundo contemporáneo y aquello a que el autor quiere referirlo, no obstante este mundo contemporáneo irrumpe en la poesía homérica aun en contra de la intención del autor.
El poeta quiere referir un pasado que es la Grecia de mediados del II milenio a. C., donde se había forjado la mayor parte de la mitología griega, pero ¿constituye ésta un recuerdo histórico concreto? ¿Es histórica la referencia de los poemas a la guerra de Troya y las peripecias de sus héroes?
A finales del s. XIX, SCHLIEMANN sostuvo que la poesía homérica comportaba al menos un fondo de veracidad histórica, y tras diversas excavaciones encontró en la zona de Troya restos identificables con la Troya homérica. Tras él BLEGEN concluyó que un estrato arqueológico, llamado VII A, datado en 1200 a. C., fecha de la destrucción de Troya, coincide con la Troya homérica.
También se ha intentado buscar un testimonio escrito, contemporáneo de la guerra de Troya, y se creyó encontrar en unos textos hititas hacia el 1200 a.C. PAGE fue el principal impulsor de estas ideas y aportó varios nombres que, procedentes de estos textos, coincidían con los de los hechos históricos: Ahiyawa (acaia = tierra de los aqueos) y Truisa (Troya). Además Assuwa podría ser una comarca de Asia Menor a la que pertenecería Troya como cabeza de partido.
No obstante, debido a las objeciones planteadas por los adversarios de estas ideas, el problema de la historicidad de los poemas homéricos sigue sin resolverse y últimamente se ha estudiado la guerra de Troya tomando como argumento la literatura comparada, aunque este tipo de estudio presenta como dificultad la heterogeneidad de los poemas épicos que se conocen: unos históricos (poema del Cid) y otros ahistóricos (Chanson de Roland).
La sociedad reflejada en la poesía homérica y su correlato en la realidad social griega
El punto de partida para su conocimiento sería el estudio de la arqueología y las tablillas micénicas, es decir los materiales de ambos períodos y las instituciones que aparecen, pero es difícil por la escasez de información. Se puede deducir lo siguiente:
En cuanto a la estructura política, la poesía homérica la recoge bien referida al período micénico, donde hay una civilización Palacial cuya cabeza visible es el Rey, rodeado de una Nobleza nombrada por él con carácter reversible y un complejo aparato burocrático, pero no existe una estructura religiosa autónoma, ya que el sacerdocio está sometido al poder real. El paralelo en los poemas homéricos lo tenemos en la descripción del reino de Menelao.
La monarquía arcaica apenas la conocemos y es difícil ver rasgos comunes con la micénica.
En cuanto a la organización social del mundo micénico la podemos ver clara en los poemas homéricos, y está centrada en la unidad de cultivo familiar (oikov). El campesino es libre y posee una cantidad de tierra autosuficiente, es autárquico. En el oikos se producen los alimentos y vestidos necesarios. Se dispone de algún esclavo, que apenas se ocupa de la tierra, con carácter doméstico haciendo labores complementarias.
De otro lado están los artesanos, hombres libres que incluyen desde el médico al carpintero o al poeta, y el terrateniente, que recurre a los jornaleros para el cultivo de la tierra.
Por su parte la poesía homérica refleja situaciones complejas que no siempre son repartibles entre la parte heroica y la histórica, pues la primera tiende a reflejar la situación Palacial y la segunda la del oikos.
Se suele decir que la Odisea refleja una proximidad del señor al campesino que no se da en las tablillas micénicas, por ejemplo cuando Odiseo desafía a Eurímaco para ver quién labra mejor la tierra.
¿Hasta qué punto quedan en la Odisea situaciones de explotación agrícola comunitaria? Está por investigar y THOMSON cree  que se trata de una explotación individual donde la propiedad no es privada;  lo claro es que debieron existir otras formas de explotación distintas del oikos.



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